jueves, 29 de marzo de 2018

Proceso, contenido y cómo equivocarnos

Hace unos días nos reunimos a equivocarnos en terapia breve. Listamos doce formas de hacerlo, copiadas de algunos sitios de internet. Podríamos suponer que la posibilidad de equivocarnos más de una forma que de otra depende, hasta cierto punto, de nosotros/as mismos. Por ejemplo, si considero que soy alguien más o menos experto y me concentro en que mi ayuda genere algún cambio visible y rápido, probablemente tenderé a hacer eso de 'imponer la propia visión'.

Al respecto, dos preguntas: una, si consideran que hay alguno de estos errores que uds. creen que cometerían con mayor probabilidad (y cómo se explican eso) y dos, si se les ocurren otros modos de equivocarnos, especialmente de maneras en que se nos pierda de vista la dimensión del proceso y nos concentremos 'sólo' en el contenido. 




¿Será que somos capaces de prever situaciones clínicas que serían, para nosotros/as, más 'equivocantes'

miércoles, 21 de marzo de 2018

"Las secuencias divergentes son impredecibles"



* * *
P.: Pensemos en un revoltijo real y concreto, de una sola pie­za, para variar, a ver si nos ayuda. ¿Recuerdas la escena del croquet en Alicia en el País de las Maravillas?
H.: Sí, ¿con flamencos?
P.: Efectivamente.
H.: ¿Y con puercoespines en vez de pelotas?
P.: No, con erizos. En Inglaterra no tienen puercoespines.
H.: ¡Ah! ¿Era en Inglaterra, papá? No lo sabía.
P.: Por supuesto que era en Inglaterra. En Norteamérica tam­poco tienen duquesas.
H.: Pero está la Duquesa de Windsor, papá.
P.: Sí, pero ella no tiene púas, como un verdadero puercoespín.
H.: Sigue con Alicia, y no seas bobo, papá.
P.: Sí, estábamos hablando de flamencos. El asunto es que la persona que escribió Alicia estaba pensando en las mis­mas cosas que nosotros. Y se divertía con la pequeña Alicia imaginando un juego de croquet que sería un lío, un lío absoluto. Por eso dijo que tenían que usar flamencos co­mo mazos porque los flamencos no querían doblar los cuellos, de manera que el jugador no sabría si su mazo daría en la bola o cómo le daría.
H.: De todas maneras, la bola caminaría por propia decisión, ya que era un erizo.
P.: Exactamente. De manera que todo resulta un revoltijo tal que nadie puede decir en absoluto qué va a pasar.
H.: Y los aros andaban por cualquier parte, porque eran sol­dados.
P.: Efectivamente. Todo se podía mover y nadie podía decir cómo se movería.
H.: ¿Era necesario que todos estuvieran vivos para que el revoltijo fuera completo?
P.: No... pudo haber hecho un revoltijo con... pero no, su­pongo que tienes razón. Es interesante. Sí, tenía que ser así. Aguarda un poco. Es curioso, pero tienes razón. Por­que si hubiera hecho un revoltijo con las cosas de cual­quier otra manera, los jugadores podrían haber aprendido a manejar los detalles liosos. Quiero decir, supongamos que la cancha de croquet estuviera llena de baches, o que las bolas hubieran tenido una forma extraña, o que las cabezas de los mazos sólo se bamboleasen, en vez de estar vivas: entonces, a pesar de ello, la gente podría aprender y el juego hubiera sido solamente más difícil, no imposible. Pero cuando introduces cosas vivientes, se vuelve impo­sible. No se me hubiera ocurrido.
H.: ¿No, papá? A mí sí. Me parece algo natural.
P.: ¿Natural? Sin duda, bastante natural. Pero no hubiera es­perado que funcionara de esta manera.
H.: ¿Por qué no? Eso es lo que yo hubiera esperado.
P.: Sí. Pero es lo que yo no hubiera esperado. Que los ani­males, que pueden prever las cosas y actuar de acuerdo con lo que les parece que ha de suceder —un gato puede cazar una mosca saltando para caer en el lugar en que posiblemente esté la mosca cuando él haya completado su salto— pero es que precisamente el hecho de que los ani­males sean capaces de prever y de aprender es lo que los convierte en las únicas cosas impredecibles del mundo. ¡Pensar que nosotros hacemos leyes como si las personas fueran totalmente regulares y predecibles!
H.: ¿O será que hacen las leyes precisamente porque la gente no es predecible, y la gente que hizo las leyes deseaba que la otra gente fuera predecible?
P.: Sí, supongo que sí.
* * *


El título de este post es uno de los enunciados que se desarrollan en el texto "Todo escolar sabe", del libro Espíritu y Naturaleza. El diálogo es parte del metálogo "¿Por qué las cosas tienen perfiles", presentado en el libro Pasos hacia una Ecología de la Mente, ambos de Gregory Bateson. Si hiciéramos el ejercicio de pensar que lo que aquí está escrito es un texto que trata acerca del ejercicio clínico, ¿en qué pensamos?




sábado, 17 de marzo de 2018

¿Cambió su percepción?



Entre otras cosas, marcela polanco nos invita a pensar en el lugar desde el cual ejercemos nuestra praxis profesional. 
¿Qué dirían ustedes si les pidiera que intenten conectar lo que hemos estado conversando sobre la posición del terapeuta en la terapia sistémica? 
¿Qué desafíos nos pone por delante la reflexión de marcela? 
¿Se conecta de algún modo con el ejercicio de entrevista que hicimos el lunes pasado?


Las preguntas no exigen respuestas. Escriban con libertad.

martes, 13 de marzo de 2018

Estéticas

Entre ayer y hoy hemos hablado de varias cosas. Hemos convertido las ideas en recuerdos, en inquietudes, en imágenes. Hemos hablado de estética. De la estética de la terapia.

Bateson -quiéranlo, es agradable-, nos sugiere que deberíamos prestar atención a los problemas de la estética antes de continuar discutiendo los problemas de la acción. Estética, formas, lugares, posiciones, miradas. 

Considero pertinente ofrecerles -nuevamente, yo sé- una de mis imágenes favoritas:

“Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el no aceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra “madre” era la palabra “madre” y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mí un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba. En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas.”


Tienen dos alternativas: una, comentan en torno a qué se les viene a la cabeza con lo que acabo de escribir, conectando con lo que han estado 'masticando' desde el lunes (en el sentido que les parezca), o dos -más interesante-, nos ofrecen una imagen propia, un texto propio. Una frase de un libro, una escena de una película/serie, un fragmento de un poema, una pintura, una canción.